May Herman es una jardinera de naturalezas de la fragilidad. Sensible y con la maestría de la taxidermia botánica, les devuelve a las flores la vida en un armónico ecosistema plástico y sensorial. Corolas, gineceos, filamentos, arterias, haikus dactilares del organismo de las flores y su cromatismo. Una danza epidérmica, sutilmente sujeta a la urdimbre del dibujo, y en otros estanques de atmósferas, definidas por la abstracción lírica de sus tonos, poliniza sus texturas y transparencias con ingrávida delicadeza pictórica que emana un silencio zen. En sus paisajes se zambullen los pigmentos en un éter iridiscente, y del sosiego nace un pétalo, una garza, una emoción. El baile de la luz de la brisa con el limbo de las hojas.
O´Keefe, Monet. May Herman. La esencia de un instante, en el que cada color tiene sus estambres, su mariposa y su calma.
Guillermo Busutil