> la autora

May Herman

· Psicóloga Clínica. Licenciada en Bellas Artes.

· Reside en Málaga.

 

Pertenece a los colectivos:

Observatorio Cultural Feminista «O.C.F»

y Mujeres en las Artes Visuales «M.A.V»

“Ante un lienzo en blanco, en mi opinión, la tarea de pintar se presenta complicada pese al carácter supuestamente fluyente del acto de crear. Más complicado aún me resulta la tarea de expresar con palabras lo anterior. Pero lo intento. 

Creo que la expresión plástica, en ausencia de ideas muy definidas, no se convierte en un inconveniente sino más bien lo contrario al favorecer que se dé cierto equilibrio entre las emociones, los deseos y pensamientos frente al desafío, insisto, que una tela virgen puede generar.

Mi propósito es deformar o re-interpretar la realidad con la finalidad de diluir lo almacenado, los registros de las memorias ajenas, recurriendo a un discurso plástico ambiguo, difuso, nebuloso… en el que las ideas queden desdibujadas lo más posible, permitiendo no solo que el lienzo me sorprenda, sino que también pueda transformar mi experiencia profesional clínica en un desvanecimiento de las memorias ajenas que ya no requieren acercamiento o proximidad alguna, para lo que recurro a un vehículo de expresión sutil en un intento de dibujar – desdibujar plásticamente mediante veladuras.”

Espíritu de sutileza

En un célebre pasaje de sus Pensamientos, Blaise Pascal diferencia entre el espíritu de geometría y el espíritu de sutileza, afirmando que “el juicio pertenece al sentimiento como las ciencias pertenecen a la inteligencia. La sutileza es la parte del juicio; la geometría la de la inteligencia”. 

Esa distinción de Pascal que, para algunos, establece el fundamento moderno de la inteligencia emocional, no divide al espíritu humano en dos categorías pues, a menudo y es lo más frecuente, lo geométrico y lo sutil coexisten en una misma persona. Pero no es infrecuente que uno prime sobre lo otro y se destaque con fuerza y determinación de carácter. 

Esto último es lo que destila, como gotas de resina de su creatividad, la pintura de May Herman.  Sutileza es, artísticamente hablando,  delicadeza,  elegancia, finura (finesse  es el término utilizado por Pascal). Todos esos significados convienen a la obra de nuestra pintora.

Andamiajes

No están tan lejos Umberto Eco y Wladyslaw Tatarkiewicz en su concepción de la obra artística. Para el primero “la obra de arte sólo existe en su interpretación, en la apertura de los múltiples significados que pueden tener para el espectador”. Para el segundo, “la belleza no es una cualidad del objeto ni una reacción del sujeto, sino la relación del objeto con el sujeto”. Les compro la idea: como sucede en todas las artes, la Belleza no es algo que está, es algo que se produce, algo que acontece.

No hay belleza identificable como un valor en sí mismo; la belleza es una chispa, un arco voltaico que salta entre el espectador y la obra. El arte es en la medida en que se produce. Eso quiere decir que el arte, la belleza, es cosa de dos, del artista-de su obra- y del espectador.

Para que salte esa chispa ante los cuadros de May Herman solo se requieren unos instantes de quietud frente a ellos, a ser posible en soledad y en silencio, porque lo que en su génesis pudo ser un grito desgarrado, la artista lo devuelve en forma de susurro meditado, de pasión contenida, velada, profunda.